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290 días de verdadero encierro – FJ Koloffon

290 días de verdadero encierro – FJ Koloffon

Hace un par de meses, cuando todos vivíamos en libertad, conté aquí la historia del empresario poblano que fue secuestrado y sobrevivió —en parte, gracias al ejercicio— a 290 días de encierro en una jaula de dos metros cuadrados.

Alberto de la Fuente, conocido entre su gente como El Chorro, recientemente compartió a través de WhatsApp un breve texto que comienza a dar la vuelta al mundo: “Me prometí que, si salía vivo de la minúscula celda, compartiría mi aprendizaje para ayudar a abrirle los ojos a quienes creen que su vida es complicada y están a punto de ceder ante la adversidad.

Sólo pretendo que, mediante mi experiencia, se den cuenta que sus problemas son minúsculos y que muy probablemente tengan solución. Hoy, vivimos una situación inédita para toda la humanidad, así que de ninguna manera le resto seriedad a esta pandemia.

Sin embargo, sí me intriga ver gente desesperada por no salir de sus casas llenas de comodidades, comida y entretenimiento. Yo viví 10 meses en una celda de 1.50 x 2 metros, sin oír ni ver a nadie —ni siquiera a mis captores—, dormí en el piso y hacía mis necesidades en un balde.

Me bañaba con una esponja helada y comía frijoles fríos que debía racionar para todo el día. No obstante, mi carencia más grande fue estar lejos de mi familia y la incertidumbre de si volvería o no a verlos, sin haberme aunque sea despedido.

Ellos se convirtieron en mi motivo para no hundirme en la desolación. Por ellos, me aferré a Dios, pero especialmente a mí. Me enfoqué en mis porqués y me puse a hacer ejercicio para sacar mi fortaleza y sostenerme en el presente.

Sólo así pude salir de esa celda. Hagan ejercicio, ejerciten el cuerpo, los músculos y también el alma, el corazón y la comunicación divina. Dos años y medio después, aquí estoy, vivo, lo más feliz que puedo, agradecido de esta segunda oportunidad [la misma que tendrá la mayoría de ustedes cuando esto acabe], recuperando el tiempo que me robaron y el que perdí antes.

Afronten este aparente aislamiento, que es más mental que físico, y quienes estén dentro de una casa con el refrigerador lleno, una regadera caliente, cama, libros, internet, juegos y una familia, aprovéchenlo y entréguense a su vida [esa que descuidamos por creer que es eterna e inamovible].

Y, por favor, ayudemos a quien nos necesite. Claro que me preocupa nuestra economía y las repercusiones de esta crisis, pero entonces recuerdo cómo sobreviví con lo indispensable y me vuelve a quedar claro que siempre dependeremos de nuestra actitud”. 

FJ Koloffon.

Estoy en Facebook, Twitter e Instagram como: @FJKoloffon

Autorización explícita del autor para su reproduccción en BlueRunner.run.

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